Este domingo fui muy feliz. Ojala todos los días fueran así. Pasé el día de la madre con mi familia, en la quinta, al solcito. A la tarde, me tomé un rato para estar sola y en paz, escribiendo, tomando un licuado bien frío y merendando una de las tarteletas de frutos rojos que sobró del postre del mediodía. Sin dudas, esa es mi definición de la felicidad!
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